La adicción física al tabaco son esas ganas de fumar que se repiten siempre al poco rato de haber apagado tu cigarrillo anterior. Gestionar las ganas de fumar cuando aparezcan es clave para cualquier fumador que quiera dejar de serlo.

Asume que las ganas de querer fumar tienen que aparecer inicialmente.

Pueden haber pasado 30 minutos o un par de horas, depende a lo que te hayas acostumbrado.

Pero esas ganas de fumar van a aparecer.

Asúmelo, ¡no te preocupes por ello!

Es esa sensación de que te falta algo que provoca lo que se ha denominado científicamente como la ansiedad, el mono y el síndrome de abstinencia.

Como irás viendo, el propio lenguaje asociado a dejar de fumar: ansiedad, mono, síndrome de abstinencia, es una barrera que tienes que derribar cuanto antes para poder gestionar las ganas de fumar.

Para empezar a derribar esa barrera y poder gestionar las ganas de fumar, a esa ansiedad, mono y síndrome, yo me voy referir a ella como la llamada a fumar o las ganas de fumar. ¿ok?

Te pongo un ejemplo, espero que muy gráfico, para que puedas entender que son esas ganas de fumar y por qué te pueden llegar a afectar o descontrolar tanto.

O no…

Verás que no tiene por qué ser siempre así, y que saber vivir sin tabaco es algo que puedes aprender, como todo en la vida.

En que consisten las ganas de fumar.

Esa llamada a fumar, a querer volver a encender un cigarrillo, es una llamada que muchas veces ni sientes.

A veces la vivirás como una llamada débil, a veces con más intensidad.

Pero en ambos casos el proceso biológico de la llamada en si, va a ser el mismo siempre.

Lo que nos va a facilitar aprender a gestionar las ganas de fumar.

Piensa en esta situación:

Imagínate que estás un día laboral, un día de trabajo, tomándote un café tranquilamente con un compañero después de comer en tu rato libre y te suena el móvil.

Imagina que es un número nuevo y no lo tienes controlado,

no sabes quien es.

Es un teléfono desconocido para ti.

Te quedas mirando el número y empiezas a pensar… ¿Quién puede ser?

Si crees, (repito crees) que quien te llama es alguien a quien no das mayor importancia y ni te motiva especialmente escuchar, vas a bajar el volumen de la llamada, vas a seguir con tu café y la conversación con tu compañero.

En treinta segundos desaparece de tus pensamientos esa llamada.

¿Cuánto ha condicionado tu vida esta llamada….?

Es la típica llamada que crees que te hacen desde cualquier empresa de telefonía o suministro eléctrico para hacerte cliente de sus servicios.

¿Te habrá pasado alguna vez, verdad?

Si por el contrario crees y (vuelvo a repetir CREES), que quien te llama es tu jefe, te vas a empezar a sentir un poco inquieto. Y empiezas a pensar:

“que querrá este ahora, no me deja ni comer tranquilo,

 todo el día me está presionando, será por el informe que nos pidió hace dos horas, será por el email que ha puesto hace veinte minutos.

 ¡Esto no hay quien lo aguante!”.

 En esta ocasión tu estrés se dispara en 10 segundos.

Te empiezas a agobiar y aparece como por arte de magia la famosa ansiedad.

Se lo cojo, no se lo cojo…,

No se lo quiero coger, pero…

 verás si no se lo cojo…,

 ¡luego le tengo que aguantar!”

La llamada de teléfono suena igual en los dos supuestos, creas una cosa o la otra el móvil suena igual y realmente no sabes quien es.

En un caso, TU no le has prestado mayor atención a la llamada porque no crees que pueda tener ninguna consecuencia negativa para ti responder o no a esa llamada.

Hablar o no con el de la empresa de telefonía móvil o el de la compañía eléctrica realmente te da igual, no te afecta. No sientes ningún peligro, ni incomodidad por no hacerlo.

En el segundo caso, a esa llamada le estás dando mucho poder y eso te está generando estrés y ansiedad porque piensas que pueda conllevar consecuencias negativas para ti.

Piensas que puede ponerte en algún tipo de peligro. De ahí que aparezca tu ansiedad.

Pero en ambos casos no sabías quien llamaba, y sólo tú, decidiste que es lo que querías creer. La llamada sonó igual.

Y es más, podía haber ocurrido también un tercer supuesto.

Que estuvieras en esa cafetería entretenido con un poco de ruido en el ambiente y ni hubieras oído la llamada.

¿Habrías pasado por una situación de estrés y ansiedad en este tercer caso?

Piénsalo ….

Cuando te llegan las ganas de fumar, el proceso es muy parecido.

Gestionar las ganas de fumar

Gestionar las ganas de fumar.

 

Para gestionar las ganas de fumar, tienes que ser consciente del poder que le estás dando a esa llamada, a ese toque de inquietud de tu parte adictiva recordándote que están bajando los niveles de nicotina en sangre.

Dependiendo del poder que le estés dando a ese momento de inquietud, interpretarás la llamada como:

“va, será el de Jazztel o el de la compañía eléctrica, no respondo que estoy entretenido”.

O la interpretes como:

    “Buff!, que agobio, ya me está llamando mi jefe otra vez,

Seguro que acaba trayéndome problemas si no se lo cojo”

Pregúntate: ¿no tienes ya suficientes jefes en tu vida, como para que tú mismo te impongas uno más que en vez de pagarte una nómina te cuesta dinero cada día…?

Y no te olvides de que se puede producir también el tercer supuesto.

Estás entretenido haciendo algo o pensando en algo concreto y ni te enteras de que se ha producido esa llamada a fumar.

 Porque esto también ocurre y no pocas veces, ¿verdad?

¿En cuál de los tres supuestos te sientes más cómodo, tranquilo y te genera menos ansiedad?

Piénsalo…

El que decide creer si estás en riesgo o no en esa situación, eres tú.

La decisión sobre lo que quieres creer que ocurrirá si no respondes a esa llamada es tuya, eres libre de escoger la creencia que más te interese a ti.

Tú lo describirás de una manera o de otra, pero la fuerza de esa llamada física o biológicamente es la misma.

Esas ganar de querer encender un cigarrillo, es una llamada que se produce de vez en cuando, los primeros días a partir del momento que dejas de fumar, de injerir nicotina en tu cuerpo.

Sobre todo, se produce los primeros 3-4 días.

A partir de las 72 horas sin fumar nuestro cuerpo ya ha eliminado el 95% de la nicotina del organismo, y las ganas físicas de fumar se reducen hasta desaparecer del todo en 2 semanas.

Lo que quiero que entiendas, es que esa sensación de inquietud, intranquilidad o incomodidad física por sentir esas ganas de fumar los primeros días es siempre igual.

A veces la notas y en ocasiones ni te das cuenta que se produce, porque estás entretenido y centrado en otra cosa.

Y es una sensación que viene y se va. Siempre se va, si tu permites que se vaya.

Esto es la adicción física. ¿Reconoces ese punto de inquietud?

Esta adicción física es realmente fácil de llevar, no es un dolor, ni una gran molestia.

Recuerda, es sobre todo una sensación de inquietud, de pequeño vacío.

Gestionar las ganas de fumar cuando la reconoces no es un proceso complejo en si, si decides que sea así.

No es más que una sensación pasajera, repito sensación pasajera de que te falta algo.

¡Siiii, exactamente te está faltando nicotina!

Es lo que necesitas para poder dejar de fumar, que desaparezca la nicotina de tu cuerpo.

¡Celébralo!

No te centres en esa sensación de inquietud como un gran problema, sino como el principio de la solución al problema.

¿Cuánto duran esas ganas, esa llamada a querer fumar?

Esta sensación de inquietud puntual dura entre 20 segundo a 2 minutos, normalmente no dura más.

Confiar en cómo gestionar ese espacio de tiempo es muy importante.

Como gestionar esas ganas de fumar de una manera sencilla en cuanto las reconozcas se convierte en la clave para poder dejar de fumar.

Tranquilo que no es ningún jefe tuyo que tenga el derecho a perjudicarte.

¿Qué hacer cuando reconozco esa inquietud por querer fumar?

Respira, piensa en otra cosa, inclusive cuenta, canta una canción, haz multiplicaciones o haz algo que obligue a tu cerebro a estar entretenido durante esos segundos o minutos.

Nuestro cerebro es una herramienta prodigiosa. Si, lo es, pero no es capaz de estar concentrado en 2 cosas diferentes a la vez.

No es capaz, no. Da igual que seas hombre o mujer…

Con ello consigues superar ese momento de inquietud provocado por la famosa adicción física, no necesitas nada más.

Atrévete y ponte a prueba.

Para verificar lo que te digo ponte a prueba, ¡se valiente!

La próxima vez que notes que tienes ganas de fumar, entretén a tu cerebro haciendo algo que le saque de ese pensamiento de que le falta lago (ya sabes, nicotina) y no enciendas el cigarro durante 1,2 o 3 horas.

El tiempo que tu estimes. Sabiendo que si quieres fumar lo haces y que estás comprobando como se van las ganas de fumar por un periodo de tiempo.

Siempre el proceso es el siguiente: reconozco la llamada, me tranquilizo (respiro, bebo agua) y desvío mi atención hacia otra cosa para que se vaya de mis pensamientos esa llamada como una llamada permanente.

Cuento, canto, bailo, hago tablas de multiplicar, me voy a dar un paseo por la calle o me pongo a pintar un cuadro si eso me gusta y me tiene concentrado.

Verás en pocos segundos o minutos, que puedes hacer tu vida normal durante esa hora, 2 o 3 horas que te lo propongas.

Tendrás la sensación de haber conseguido la fuerza de voluntad necesaria durante ese periodo de tiempo.

En ese momento habrás descubierto que eres capaz de estar sin fumar por el tiempo que tu decidas.

Recuerda que saber vivir sin tabaco, es algo que se aprende. Y se convierte en realidad poniendo en práctica lo aprendido.

¿Te animas a intentarlo?